Infecciones vías aéreas
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Las infecciones respiratorias de las vías aéreas superiores

Las vías aéreas superiores representan una importante línea de defensa contra bacterias, virus y otras sustancias agresivas dispersas en el ambiente en el que se vive. De hecho, son precisamente ellas, que, junto con la piel y el intestino tienen la función de bloquear el acceso a los agentes externos potencialmente peligrosos para la salud.

 

La nariz no solo tiene la responsabilidad de filtrar el aire, humidificarlo y calentarlo para hacerlo más apropiado a un mejor funcionamiento de bronquios y pulmones, sino que posee también mecanismos de defensa tanto físicos (por ej. su epitelio, la mucosidad y los cilios vibrátiles que mueven la mucosidad) como químicos (sustancias que pueden bloquear los agentes infecciosos) que actúan frente a bacterias, virus y sustancias contaminantes. La nariz “modifica” el aire que respiramos antes de que llegue a los pulmones y, considerando que en un adulto cada día pasan a través de la nariz 18.000-20.000 litros de aire, lleva a cabo verdaderamente un trabajo extraordinario.
También es importante el papel protector desarrollado por el epitelio de la faringe y por las amígdalas. Las amígdalas forman un anillo protector entre la parte final de la cavidad oral y la faringe y protegen de agentes extraños que pueden ser deglutidos. La salud de las partes más bajas de nuestro aparato respiratorio (laringe, tráquea, bronquios y pulmones) deriva de la funcionalidad coordinada entre la nariz y de la garganta.

Cuando se habla de vías aéreas superiores, desde el punto de vista anatómico, se hace referencia a la parte del aparato respiratorio que comprende la nariz, las cavidades nasales, la faringe y la laringe y que garantiza el paso del aire a través de la tráquea, los bronquios y los pulmones.
Las infecciones de las vías respiratorias superiores son las enfermedades infecciosas agudas más comunes.

Cuando hay una inflamación aguda causada por virus y bacterias todas las partes de las vías respiratorias superiores están implicadas (nariz, faringe, senos paranasales).

El médico usará diferentes términos para precisar el diagnóstico según la parte más o menos afectada. Los diagnósticos más frecuentes son:

Además, cuando hay inflamación en las vías respiratorias superiores, las vías inferiores se inflaman también, aunque de manera menos intensa. Esto explica por qué la tos es uno de los síntomas más frecuentes, molestos y duraderos.

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¿Qué desencadena una infección de las vías respiratorias superiores?

La mayoría de estas infecciones son de origen viral, las bacterias son responsables con menor frecuencia (solo el 25% de los casos). Virus y bacterias penetran en el organismo por dos vías: a través de pequeñas gotas de saliva o de secreciones nasales expulsadas al toser o estornudar sin cubrirse la boca y/o nariz, o por llevarse las manos a la boca y/o nariz después de haber tocado sin querer superficies contaminadas. Una vez que han penetrado en la nariz, virus y bacterias invaden la mucosa que recubre las paredes de las cavidades nasales, de los senos paranasales y de la faringe, activando sistemas de defensa mecánicos e inmunitarios.

Entre las defensas mecánicas son especialmente activas y eficaces: la mucosidad que atrapa los agentes patógenos y facilita su expulsión y los cilios vibrátiles de la mucosa, microscópicos "pelos" que con un movimiento regular empujan mucosidad y agentes agresivos hacia la rinofaringe. El sistema inmunitario reacciona de forma rápida cuando entran los microorganismos, ya sea produciendo sustancias químicas que desencadenan la inflamación, útil para bloquear los agentes patógenos, ya sea estimulando células especiales que tienen la capacidad de capturarlos y digerirlos (en término técnico “fagocitar”). Durante una enfermedad infecciosa que provoca una inflamación en la mucosa se producen sustancias oxidantes, los radicales libres, que pueden ser nocivos para la misma mucosa. La potente reacción de defensa llevada a cabo por el organismo es responsable, al menos en parte, de los daños de la mucosa y de los molestos síntomas que aparecen durante una infección respiratoria aguda (fiebre, dolor, tos...).

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Duración media de las infecciones agudas más comunes de las vías respiratorias superiores
Rinofaringitis (resfriado común) 4-9 días
Rinosinusitis 2 semanas y media 
Faringitis 1 semana

 

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Cómo prevenir las infecciones respiratorias recurrentes en los niños

Si tienes un hijo menor de 5-6 años que enferme a menudo, es necesario saber que normalmente el niño no tiene una enfermedad del sistema inmunitario y que es un problema casi “fisiológico”. De todas formas, el Pediatra será el que defina el diagnóstico de infecciones respiratorias recurrentes. En una condición de esta índole sería contraproducente estimular el sistema inmunitario con sustancias agresivas mientras que es más beneficioso proteger al niño con sustancias que ayudan al sistema inmunitario a trabajar mejor sin estimularlo excesivamente y sin alterar su funcionamiento. Sin embargo, si el niño frecuenta una comunidad infantil y si los padres se lo pueden permitir, podría ser suficiente retirar al niño de la comunidad para solucionar, al menos, temporalmente, el problema. Si no se pudiera tener en casa al niño, o si es un hermano mayor el que lleva virus y bacterias a casa, se puede intentar intervenir en el sistema inmunitario haciendo que sea más eficiente defendiendo a los niños de los agentes patógenos. En caso del niño mayor y del adulto - que no sufran déficit inmunitarios - convendrá eliminar o reducir el impacto de las condiciones favorecedoras de las que se ha hablado anteriormente y ayudar al sistema inmunitario de forma no agresiva. También ayuda mucho no hacer vida sedentaria y realizar ejercicio físico regular, en el niño es útil jugar al aire libre en todas las estaciones.

Para tratar las infecciones respiratorias recurrentes no existen en el mercado medicamentos eficaces y completamente seguros.
Sin embargo, existen plantas medicinales utilizadas desde hace siglos que pueden ser de válida ayuda, por su acción suave y eficaz. Usadas regularmente en el periodo invernal consiguen limitar el número de infecciones y disminuir el tiempo de curación, permitiendo a los niños afrontar con mayor tranquilidad el largo periodo invernal.

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Plantas y sustancias naturales para la prevención de las infecciones respiratorias recurrentes

Entre las plantas más interesantes para ayudar al organismo cuando se padecen infecciones respiratorias recurrentes está la Equinácea, la Uña de Gato (más apropiada su uso en adultos) y el Saúco. Las propiedades de estas plantas han sido estudiadas con métodos científicos modernos, tanto en laboratorio como con estudios en el adulto y para la Equinácea también en el niño.
Las acciones de estas plantas, solas o entre ellas en combinaciones equilibradas, ayudan a los adultos y a los niños a afrontar mejor las infecciones; de hecho, el sistema inmunitario está más “preparado” para responder a las agresiones de virus y bacterias y “aplacar” antes el estado inflamatorio causado por los mismos. Estas plantas o combinaciones de sus productos pueden ser suministradas durante ciclos de 20 días consecutivos con intervalos de una pausa de dos semanas, en general a partir de principios del otoño, pero se puede empezar a tomarlas en cualquier momento del invierno si es necesario.

aumenta el número de células que nos defienden con respecto a las agresiones de virus y bacterias (linfocitos, granulocitos, macrófagos, etc.) y hace que las células del sistema inmunitario produzcan sustancias que ayudan al organismo a vencer a los agentes infecciosos.

actúa de forma positiva sobre las defensas inmunitarias, y se ha descubierto que su acción es aún más eficaz si se toma junto con la Equinácea porque las dos plantas trabajan en sinergia para apoyar el sistema inmunitario.

es una planta usada la antigüedad por sus propiedades saludables, debido a que un grupo de sustancias contenidas en el mismo, los flavonoides, limitan la acción de los virus impidiendo que se unan a las células del organismo y por lo tanto que ejerzan su capacidad lesiva. Este efecto del Saúco puede coadyuvar de forma importante las acciones inmunomodulantes de plantas como la Equinácea y la Uña de Gato, potenciando la eficacia de las respuestas del organismo con respecto a los virus.

pueden ser útiles para prevenir que se debiliten las defensas del sistema immunológico tras periodos de estrés y/o fatiga psicofísica.

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